La Vall de Gallinera se sitúa al noroeste de la provincia de Alicante en la comarca de la Marina Alta, linda al norte con Villalonga (comarca de La Safor, provincia de Valencia), al sur con Vall d'Alcalà y Vall d'Ebo, al este con Atzúvia y Pego y al oeste con Planes de la Baronía (comarca del Comtat).

Este precioso valle rural, en el que se ubican algunas de nuestras casas rurales con encanto, es el paso natural a las comarcas interiores del norte de Alicante, l'Alcoià y el Comtat, desde el mar que se encuentra a escasos 20 km. Las preciosas playas de Gandia, Oliva, Dènia, Xàbia, Calpe,... están a un paso de esta zona de montaña.

Vall de Gallinera está formada por ocho pueblos -Benirrama, Benialí, Benissivà, Benitaia, La Carroja, Alpatró, Llombai y Benissili- que se ubican en la cuenca que se forma entre la Sierra Foradada y la Sierra de l'Almirant y que forman un único término municipal, el Ayuntamiento del cual se encuentra en Benialí. La población de los ocho pueblos del valle era de 694 habitantes en 2011.

Su economía depende básicamente de los beneficios de la agricultura: cerezas (cultivo más importante que se recoge en primavera y que cuenta con Indicación Geográfica Protegida), aceitunas (que se recogen a finales de otoño y principios de invierno) y en menor medida naranjas, algarrobas, almendras y uva.

El clima de Vall de Gallinera es mediterráneo marítimo, con temperaturas de 23º C/ 24º C de media en agosto y 8º C de media a enero, situándose la media anual en 16º C. Antes era habitual que nevara todos los inviernos, pero hoy en día es un hecho extraordinario que llena de gozo a los habitantes del valle.

Uno de los atractivos y, poco a poco, otro puntal económico de Vall de Gallinera es su paisaje, sembrado de campos de secano mediterráneo (almendros, olivos, algarrobos) y un precioso manto de cerezos que ofrecen un magnífico espectáculo de color y sabor. Se trata de un paisaje rural, donde el trabajo paciente del hombre en la natura despierta la memoria histórica y provoca la admiración del visitante.

Los kilómetros y kilómetros de márgenes de piedra seca heredados de los mozárabes que habitaban estas tierras son una de las obras artesanales más monumentales del mundo rural. Además, la gran pluviosidad y las características del terreno de Vall de Gallinera la convierten en un auténtico jardín botánico. Y subiendo a sus sierras, descubrimos puntos que son balcones o miradores naturales que incitan a la fotografía paisajística.

Durante un recorrido de unos 30 Km., Vall de Gallinera te sorprenderá con infinidad de parajes recomendados a excursionistas y amantes de la naturaleza, además de largos senderos y caminos que te llevarán a través del valle a encontrarte con numerosas fuentes y rincones encantadores. Y no te faltarán fuerzas gracias a la sabrosa gastronomía que encontrarás en cualquiera de sus pueblos.
 
 

Si lo deseas, desde La Carrasca te pueden asesorar e informar sobre rutas o actividades a realizar. 

Ponte en contacto con Benet (679 884 598).

Además, en Vall de Gallinera podrás realizar multitud de actividades.

Si quieres salir de excursión por Vall de Gallinera es fácil encontrar una senda o un camino para recorrer y conocer el valle. Los llamados "passets" o caminos de herradura se usaban antiguamente para subir a la sierra de d'Alt (Sierra de la Foradà) o como caminos de ganaderos que llevaban a pastar a sus reses desde los múltiples corrales que jalonaban el valle. Otra alternativa es intentar hacer el antiguo trazado del camino real que unía todos los pueblos.

Una ruta que merece especial atención es la Ruta del Agua o de las fuentes naturales. En todo el valle podrás encontrar más de treinta fuentes de fresca y cristalina agua.

Los más atrevidos pueden explorar la frondosidad, prácticamente virgen, de los múltiples barrancos de la sierra de Baix (Sierra de l'Almirall), que albergan numerosas muestras de arte rupestre en sus abrigos. También hay numerosas cuevas, en muchas de las cuales se han encontrado vestigios arqueológicos del pasado.

Te recomendamos la excursión a la Foradà y a los dos castillos que dominan sendas entradas a Vall de Gallinera, así como al poblado ibérico del Xarpolar.

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